Mi hija me enseñó a descubrir a mi Niña Interior, mostrándome mi propia infancia a través de sus ojos. La vi a ella y ví a mi niña, vi a mi madre y ví quien estaba siendo, vi a mi abuela y vi a mi madre… entonces todo cobró sentido.
Ese día decidí asumir la responsabilidad de cuidar a mi niña interior, sanar sus heridas, confíar en ella, verla, aceptarla, contenerla, escucharla, protegerla, respetarla y hacerla sentir sufuciente. Sin saberlo, al hacerlo, también estaba cuidando de mi adulta y construyendo un lugar seguro para estar en paz conmigo misma.
¿CÓMO LLEGUÉ A ESTO?